Por Gastón Klocker (*).
En el subsuelo de la Casona Municipal hay un remolino que sólo se detiene durante cinco minutos, en ocasión de la presentación de “3 x 1” (Antiplan), el primer libro editado de Omar Hefling desde “Palabras de imaginante” (Alción, 2010). La sala cubierta por ladrillo visto está ambientada con música y seis reflectores que colorean el espacio poblado de sillas. Los asistentes marcan el pulso de una tarde para nada puntual y, copas en mano, forman rondas a lo largo y ancho del lugar, agrandándose, como buscando espacio para bailar una chacarera.
El abrazo de ritual une a propios y extraños mientras Hefling firma algunos ejemplares del libro sobre una mesa de vidrio. A veces, cuando estoy un poco falto de Peronismo, me acuerdo de vos, reza alguna de las dedicatorias. Hay niños correteando por el lugar, algún ermitaño sentado sobre un rincón y el policía de la entrada que revisa la hora, ansioso y soñoliento. “No se acomoden tanto, que no hay mucho para decir”, vocifera el escritor oriundo de Canals atrayendo la atención de los presentes.
“En realidad a nadie le importa el libro, la excusa es el encuentro. La presentación del libro son ustedes”, agrega Hefling tras el micrófono, en compañía de Iván Ferreyra, artífice editor de tres libros en uno: “Restos y descuidos”, “El oficio de hablar con las piedras” y “De la mano de dios al Bosson de Higgs”. Los asistentes asienten con la cabeza, se miran entre sí, menean las copas de vino y el remolino vuelve a girar entremedio de las palabras y la amistad sin importar el tiempo.
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– ¿Cómo fue la gestación de “3 x1” en cuanto a la producción de los textos?
Todo surge a partir de la propuesta de Iván Ferreyra, que me instó a reunir diversos textos que tenía guardados, de los cuales hice una selección que da vida a los tres libros. En principio no iban a tener relación entre sí, pero fui encontrando líneas de similitud en las temáticas de fondo. Creo que las condiciones de producción tienen que ver con el tiempo que estamos atravesando como sociedad. En cierto sentido eso determina la prioridad y el posicionamiento a la hora de expresarse desde el lugar de periodista o escritor. Eso está presente en gran parte de los textos.
– ¿Cuál es el eje vertebral que atraviesa los tres libros?
La discusión con el neoliberalismo, que está bastante clara en los poemas de “Restos y Descuidos”. Paralelamente también estaba trabajando con “El oficio de hablar con las piedras”, que empecé a retocar y tendenciar a partir de algunas investigaciones que realicé sobre el género de autoayuda, un género literario netamente neoliberal. Así, ambos quedaron bajo una misma premisa general, que era la confrontación con el sistema totalitario que nos ofrece la economía, que condiciona las democracias y genera consecuencias tremendas para las sociedades. Y por último, tenía ganas de concentrar gran parte de textos sobre fútbol, en los que intento contrastarle ideología al futbol para enfrentarme al ideario dominante del romanticismo deportivo.
– ¿Hubo algún tipo de lectura que te haya influido a la hora de escribir?
Vengo estudiando desde hace tiempo el delito económico en Argentina, eso creo que influyó bastante. Lecturas sobre las estafas colectivas, las consecuencias que tienen en la gente, las legislaciones existentes. Es decir, el daño social colectivo que causa la corrupción, y también el daño social subjetivo. Después vinieron otras lecturas meramente económicas. Sobre el lenguaje de los economistas, esa especie de metalenguaje que inventaron para hablar de economía, críptico y complejo. Posteriormente ingresé en el terreno filosófico de la psicología, a partir de “El Anti-Edipo: capitalismo y esquizofrenia” de Félix Guattari y Gilles Deleuze, donde se recuperan cuestiones no exploradas por el marxismo, como las dinámicas del capitalismo contemporáneo a partir de la explosión financiera y sus efectos sobre las personas. También leí algunos textos de Omar Fisher y Jorge Alemán.
– Digamos que el neoliberalismo también cambió tu forma de escribir…
Justamente, pero a la inversa. Ya no me interesa escribirle a las flores, o escribir de mí mismo. El impacto del neoliberalismo llevó el centro de gravedad al ombligo de los poetas. Sólo hablan de sí. ¿A mí que me importan los problemas de los poetas? Lo que importa es como eso se relaciona con el mundo que nos toca vivir. Hay que arriesgar y no estar en la comodidad mientras el mundo se destruye. El capitalismo está arrasando con todo y los escritores siguen centrados en sí mismos. El tiempo neoliberalista tiene la capacidad de quitarnos de la posición más importante que tenemos los escritores, que es la capacidad de intercambiar historias, de fijar posturas ideológicas ante el mundo. Los poetas tendríamos que saber más de economía…
– ¿Cómo conviven los oficios del periodista y el escritor?
En mi caso están muy vinculados. Mucho de lo que hago en literatura tiene que ver con mi trabajo en los medios, con las cosas que están pasando. En un principio me cree un hábito, cuando escribía para La Voz o Diario Córdoba, producía notas no periodísticas, ficcionales, con disparadores de la realidad, y aún mantengo eso. Toda mi literatura está vinculada con mi trabajo en los medios y mi interés por la realidad, eso de estar interactuando y discutiendo lo que nos pasa. Siempre fui un lector de narrativa, incluso antes de leer poesía. Me gustan los escritores que hacen periodismo, porque conjugan la escritura con el trabajo cotidiano. En mi caso, trabajo todos los días un poquito, porque voy a la radio, y hago un ejercicio con cosas muy breves que quizás se convierten en algo más grande. Es una dinámica de laburo diario, un ejercicio constante, como la lectura, y de ahí salen muchos textos, de los más diversos.
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Hefling cerrará el 2017 con la edición de su primer libro traducido a otro idioma: Il Messi Calvinista, L´interprete della ´lezione americana´ ed altri racconti e poesie (Strategica), material de 100 páginas que presentará en el marco de la muestra de arte Tabù, antico códice umano, que se llevará a cabo entre el 6 y el 14 de octubre en el Museo d’Arte Diffuso de Pigneto, Roma. El evento, organizado por el cordobés David Buccini, contará con la presencia de más de cuarenta artistas italianos y extranjeros, llamados a expresarse sobre el tema del eros y sus tabúes a través de obras de fotografía, pintura, escultura, video y literatura.
“La exposición pretende volver a leer los deseos del ser humano, desde los imaginarios simbólicos, a través del tiempo y las culturas. Los artistas son convocados a expresarse sobre temas que por lo general están en silencio, interpretar el eros de una manera contemporánea y manifestar el tema en todas sus formas, de la pasión a la ironía, del humor a la tragedia, sin censura. Los artistas son llamados a expresarse sobre un tema con el que usualmente no están de acuerdo”, afirma el Manifiesto de la muestra, que tuvo sus primeras ediciones en Miglianico y Pescara.
– ¿Cómo surgió la propuesta de David Buccini?
David vive hace mucho en Italia y años atrás empezó a realizar esta muestra que recorrió varias ciudades. A partir de su trabajo constante fue encontrando apoyo y sponsors que le permitieron llegar a Roma. En principio, iba a editarme un libro el año pasado en Córdoba, pero por diferentes motivos no se pudo. Y a mediados de este año se comunicó conmigo para reflotar la propuesta y darle este plus de la traducción, invitándome a participar de la instancia de presentación. Con él nos une la amistad, incluso hemos compartido algunos trabajos, en Informe Córdoba, y la coautoría del libro “Modelo Cordobés: nuevo menemismo”, en 2002.
– ¿Qué selección de textos priorizaste?
Hice una selección de textos de “El escritor oculto”, con una lectura más generalizada, no tan localista y reuní algunos textos, relatos y cuentos sobre fútbol, entre ellos un ensayo que le da el título al libro, que es una interpolación entre las “Seis propuestas para el nuevo milenio” de Italo Calvino y la figura de Messi. No encontré ningún escritor que reuniera las condiciones en las que pensaba Calvino en 1985: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia. Pero si encontré a alguien que las interpreta en este tiempo, y es Messi, a través de su fútbol, quizás sin saberlo, ignorándolo todo. Capaz que sí le preguntan a Messi quién es Calvino, cree que es un 5 de la Sampdoria que le pidió la camiseta en algún partido.
– ¿Tuviste acceso al material traducido?
Sí, me enviaron una versión digital preliminar. La traducción de los poemas estuvo a cargo de Ivonne Losa, que es de Córdoba y los cuentos los tradujo Francisco Ciancabilla, italiano, traductor, entre otros, de Carlos Fuentes, y los dibujos son de Selene Cráteres. Lo voy a estar presentando en una de las jornadas de Tabù, en el Cine Club Alphaville, un lugar emblemático, el más antiguo de Roma, que está dentro del barrio Pigneto, el barrio de Passolini. Un barrio bien periférico, bohemio y popular.
– ¿Estás trabajando en algún proyecto con miras al futuro?
Sigo escribiendo, y después voy analizando que lugar pueden tener esas producciones en una publicación o en otro espacio, como la radio. Los boleros de Cursimé son un material que vengo trabajando hace tiempo. Cursimé es un personaje de la calle, analfabeto y yo soy recopilador de sus historias. La primera parte del libro sería la historia de vida de Cursimé, la segunda, algunos boleros de su autoría y la última, una serie de poemas que Cursimé escribe mientras enloquece de amor por una mujer que no existe. Tengo además una serie de poemas anteriores, pero que están guardados, aún sin jerarquizar, sin seleccionar… Son los tiempos de la literatura. Sacar un libro no es como parir un hijo, sino todo lo contrario. Una vez que sacas el libro ya todo lo hiciste, ya todo lo hizo. Ese hijo muere. Uno no piensa más en él. El hijo nace cuando empezás a escribir, cuando empezás a tener problemas, cuando tenés que criar a cada uno de esos textos que tenés escritos o en la cabeza.
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(*)Estudiante de 5º año de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
Fotografía: Gentileza Miguel Pereyra.