La docente de la cátedra Procesos Técnicos II de la Escuela de Bibliotecología, Verónica Lencinas, hace unos trece años, solicitaba a sus estudiantes un trabajo práctico, un escrito, sobre «La biblioteca del futuro». Entre los aportes, hubo algunos diferentes. El que más me llamó la atención fue el de María Isabel Rodriguez, con «Mi biblioteca» una estudiante no tan joven, que trabajaba en una biblioteca escolar.
«En cierta manera visionaria. Todo está allí, la preocupación por el medio ambiente, la educación a distancia, las TICs, los problemas laborales, la jubilación» …, dice Lencinas en su posteo de la red social de Facebook . Compartimos el trabajo.
«Mi Biblioteca» por María Isabel Rodríguez
Estoy en la biblioteca escolar distante a 12 cuadras de casa; me saco el traje que me protege de la lluvia ácida. Ahora entiendo a los astronautas, me bajo 400 gramos con sólo caminar doce cuadras con este traje; como verán, el sueldo sigue siendo igual: no me alcanza para comprarme un coche.
Algo mejoró de mi época de estudiante, ahora las bibliotecólogas, están unidas activamente en un colegio que vela por sus necesidades: hace 10 años ya. Tenemos obra social propia, que nos asegura trabajo digno, atención médica, y vacaciones en los centros turísticos en la Luna ya que Marte es para pudientes.
Prendo mí computadora y pienso en lo que era mi biblioteca cuando ingrese y lo que es ahora; muchos cambios surgieron en ella y en la sociedad; ingrese con 45 pirulos con unos deseos de dejar bien sentada la profesión. Era pequeña con la mitad inventariada y el resto para inventariar, los chicos como pajaritos se congregaban en ella, llenándola de ruidos, ensuciando todo a su paso torpe o delicado según sea niño o niña, siempre buscando el desafió, el límite, en las horas aúlicas; algunos docentes traían a los chicos para que saquen libros o los lean allí y en un segundo se me llenaban las manos y el escritorio de libros devueltos. La época que los niños no estaban por que permanecían en el aula me daba tiempo para catalogar libros nuevos en la base de datos que estrenaba junto con la PC me admiraba la colección que ingresaba en CD O DVD. Qué distinto es hoy….
Miro las paredes limpias, ni un libro, ni un estante, los sacaron en la época del 2010. Había que sobrevivir al frío polar. Costó 10 largos años recuperar la información en forma virtual ya que no queda papel impreso en el mundo. Fue otra de las cosas que se dejó en el pasado; creo que fue para la depresión del 30 que se dejó de imprimir en todo el mundo. Las editoriales dejaron a muchos sin trabajo y contrataron informáticos, las menos capacitaron a sus mejores hombres en informática aplicada. Y pusieron todo en Internet por sí las moscas.
A mí gracias a Dios, me capacitaron para esta nueva realidad. Aprendí a leer libros virtuales, hacer libros virtuales, bajar de Internet libros virtuales… Hoy la colección de la biblioteca esta en el ciberespacio y para acceder a ella tienen que tener una contraseña entregada por mí.
Me tengo que cuidar de los hackers que me quieren robar la información y destruirla; tengo que hacer copias de seguridad y sólo yo poseo la contraseña para tener acceso a ella.
Extraño el bullicio que me acompañó por treinta años, hoy la compañía es la música funcional que está en todo el colegio ya me cansó.Voy a sugerir que la cambien escucharla me pone nostálgica y no me deja trabajar. Los niños perdieron la risa encerrados en sus casas, estudian, no los dejan concurrir a los colegios por que podrían jugar en el patio y la lluvia ácida los mataría. Se comunican con otros chicos, conmigo y con otros adultos vía chat no saben decir malas palabras, para sacarse la rabia y violencia de encima, juegan a la batalla naval en red.
Los profesores tienen sus propias oficinas, lo que antes eran aulas que albergaban a 45 chicos, es hoy una gran oficina.
Cuando estaba en el cursillo para ingresar a la facultad, me hablaron de la diferencia entre biblioteca automatizada y biblioteca virtual, estando en segundo año se repite el tema y ni en mis peores sueños me imaginé esta realidad. Que a mis 90 años aún estuviera viva y encima trabajando en una biblioteca virtual, y como la expectativa de vida es de 150 años promedio, se alargó la edad en la que pueden jubilarse a mí me faltan 10 años aún y bueno habrá que seguir trabajando.
Imagen: www.genbeta.com
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28 abril, 2020