En una tarde inspirada y cargada de risas, ironías y reflexiones con debates que atraviesan al tema del humor y los humoristas, Jericles, Demasi y Magalú presentaron “Relatos Fronterizos” en diálogo con Mariano Cognigni y el público, en el Centro de Documentación del Cispren.
Por Myriam Mohaded
La secretaria general del Cispren (Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba), María Ana Mandakovic, saludó y agradeció a los autores y autora de Río Cuarto por elegir presentar, una vez más, su nuevo libro en la casa de los trabajadores de prensa, ya que el anterior, “Crónicas amarillas” – Demasi, Jericles- en el año 2011 fue expuesto por los autores en este mismo espacio.
Con la letra y música de “Indiecito Dormido” de Atahualpa Yupanqui en un repertorio cuidado que interpretó el músico Facundo Perez Montiel, la jornada del lunes se inició entre diálogos y comentarios que se mantuvieron por más de dos horas entre lxs autorxs de “Relatos fronterizos” Jericles, Demasi en la era de la posverdad con ilustraciones de Magalú y el público presente.
A partir de textos escritos por Adrián Demasi, quien explicó que “son sucesos que no han ocurrido todavía pero podrían suceder”, el libro contiene veinte nueve relatos suyos con ilustraciones de Magalú y dibujos de Jericles. “Adolescentes asesinaron al príncipe azul”, “Dios y la patria amenazan con demandar a quienes traicionaron sus juramentos”, “Inventaron combustible ecológico a partir del aliento de los borrachos”, «Descubren máquina para gobernar tomando medidas antipopulares», son algunas de las historia que se cuentan en el texto.
En el prólogo del libro, editado por la Universidad Nacional de Río Cuarto, se expresa que el “propósito mayor es intentar provocar la risa. La política, la cultura, economía, los anhelos compartidos y los tics de la clase media en este tiempo de posverdad, son algunas de las temáticas abordadas en este libro, desde perspectivas que invitan –creemos que involuntariamente- a reflexionar sobre el momento y el lugar donde vivimos. Si bien ponen el acento en reírse del poder y de los poderosos, también la liga de rebote el hombre común, el de la vuelta de la esquina, ese que está en el llano pero que igual se las arregla para jorobar la existencia”.
«Relatos Fronterizos, haciéndole honor al título, siempre está al borde de algo: de la mentira, de la verdad, de la denuncia, de lo banal, de los ridículo, de la incorrección política. Sólo se salva porque todo está pasado por el tamiz del humor. Y todos sabemos que el humor es salvador. Y salva especialmente al humorista que necesita de la sonrisa del lector para llegar a fin de mes”.
La presentación estuvo a cargo de Mariano Cognigni (escritor hijo de Alberto Cognigni, creador de la revista Hortensia), quien comentó que no pudo dejar de reírse cuando leía los relatos por el modo en que están escritos. “Hay pasajes que realmente uno se imagina en crónicas narradas por algún periodista o locutor leyéndolos”. Cognigni abrió juego al debate entre los humoristas gráficos y el público presente, a partir del ¿por qué Relatos Fronterizos?
“Porque es la frontera de la ficción y realidad, una fina línea que se da muchas veces cuando hacemos humor”, acotaba Demasi, a quien Jericles punteó con que “una segunda opción era captar la atención de algo que le gustara el grupo de música Los Fronterizos”.
– Cognini: ¿Como hicieron para coordinar los textos y los dibujos?
Jericles: Los textos se escribieron primero, luego pasaban por el tamiz de Magalú que era la encargada de interpretarlos y después por mí que hice dibujos temáticos de cada historia. Creo que se complementan las tres cosas.
Magalú: Al realizar las ilustraciones jugó muy a favor el que los textos fueran muy disparatados, entonces eso daba lugar a que la imaginación fluya.
Cognini: Me gusta que los «Relatos fronterizos» se estiren, sean una frontera flexible. Soy partidario de no poner límites, entonces me gusta mucho esto de que se hayan animado a decir y hacer aún sabiendo que algunas cosas no van a gustar. Esto de no autocensurarse para ser políticamente correctos, para evitar problemas, malentendidos, o para personas que no entienden el humor, porque muchas veces las autoridades, las instituciones consideran que hay límites y la verdad es que creo que autocensurarnos sería lo peor que nos podría pasar, ya que terminaríamos haciendo algo muy infantil.
Jericles: Yo creo que el tema es correr los límites uno. Primero no autoncesurarnos, porque la autocensura es muy difícil, muy jodida. El humorista tiene la función de correr los límites, y en todo caso que sea el editor o a quien le corresponda que los ponga.
Demasi: ¿Qué pasa cuando lo políticamente correcto se va trasladando y en ese marco, en ese contexto el humorista hace humor y se crea esa realidad paralela con el lector?, ¿Qué pasa cuando se va corriendo el límite de la sociedad? Por ejemplo, ahora no es fácil hacer chistes sobre mujeres….
Magalú: Yo creo que es muy importante ser fiel a uno mismo y a sus ideales…
Demasi: Sí, pero me parece que lo importante es que tiene que ser gracioso. Por ejemplo, en el libro «Crónicas amarrillas” había una historia llamada “Encontraron a tribu de suegras salvajes”. Esto era gracioso hace unos ocho años, pero ahora cualquier mujer puede sentirse agraviada. ¿Hoy sería esto autocesura? Yo diría que con los cambio que se dan en la sociedad hay un ajuste que uno mismo hace para llegar al lector, porque eso es lo que nos proponemos: compartir la sonrisa con el lector. Si no, uno se pierde.
Mariano Cognini, por su parte, reflexionó acerca de que pareciera que el humor “tiene un valor menor. Es muy fácil criticar el humor cuando transgrede o va más allá con las razas, con las mujeres, y a nadie se le ocurre aplicar la misma lógica cuando lo hacen las películas, los libros, cuando lo hace un actor, una obra de teatro. Le exigimos al humor que sea perfecto, que no tenga cosas que no te gusten cuando vivimos en una sociedad que está llena de cosas que no nos gustan. Insisto puede sonar racista, puede sonar misógino, despectivo hacia un colectivo que está en minoría, pero sin embargo vivimos en una sociedad imperfecta, salimos a la calle y, por ejemplo, vemos los chicos que limpian vidrios….
Jericles: Lo importante es que lo haga reír a uno, si el chiste es bueno y hace reír se rompen un montón de barreras, por caso está el humor negro. Acá tengo un texto que quiero compartir que dice que «el límite es no reírnos en contra de lo que pensamos».
Demasi: Creo que el humorista tiene que molestar pero a los poderosos. No a los pares, o a los impares hacia abajo. Es lo que dice Jericles de ese texto, si uno critica o se ríe de los más débiles traiciona lo que piensa. Muchos de los relatos de los chistes, hacen mención a los poderos.
Magalú: “Un buen punto de partida es reírse de uno mismo y de todo, incluso de los temas de género, porque es de algún modo hablar de las cosas, rever la mirada, y poder deconstruir, entonces nada es tan grave. Es importante sacarle solemnidad a las cosas.
En la jornada estuvieron presentes entre otros, el secretario Administrativo del Cispren, Miguel Apontes, figuras destacadas del humor gráfico como Pepe Angonoa y Hugo Catalán que aportaron lo suyo, humoristas jóvenes que están haciendo sus propias experiencias, estudiantes de la Escuela de Oficios de la UNC y público en general.