La Biblioteca Popular «Villa de Las Rosas», de esa localidad, si bien vive los vaivenes propios de una organización que se sustenta  en el trabajo voluntario de vecinas y vecinos, está atravesada por el desafío de repensarse  en términos de comunidad y cómo lograr el encuentro de sus lectores y lectoras con sus libros en un  ámbito creado para la participación activa y sensible a las expresiones artísticas,  distante de una política masiva de lo que se debiera leer o hacer circular. Dialogamos con Lucas Cebriani,  voluntario y referente de la biblioteca.

 

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Los lectores y sus libros en la biblio, antes de la cuarentena.

Por Myriam Mohaded *

¿De qué modo llevan adelante el trabajo de la biblioteca con la comunidad?

Cuando transitábamos marzo y empezamos a organizar y confirmar horarios de talleres culturales, artísticos, del coro y la orquesta que tiene la biblioteca resolvimos reducir la atención a sólo dos días a la semana y luego cerrarla. Por un lado, para empezar a cuidarnos con respecto a la circulación del coronavirus y también porque estamos muy atentos al dengue ya que el pueblo, ubicado al pie de la sierra, es bastante húmedo. Entonces, durante una semana sostuvimos una guardia mínima para los préstamos de libros, pero al ser el cambio tan vertiginoso no tuvo tanto éxito porque nos vimos afectados por el aislamiento social obligatorio. En principio, intentamos a través de las redes sociales comunicarnos con los socios, atender consultas, difundir material digital, sobre todo libros disponibles en Internet o que la biblioteca tiene, pero en general hubo un parate de actividades que con el cierre de la escolaridad presencial hizo que se replanteara la dinámica familiar.

 

Ustedes trabajan con diversos temas de mujeres, ¿cómo se vieron afectadas ante esta situación de cuarentena? ¿Se propusieron algunas líneas para compartir?

En ese sentido, en el colectivo de la biblioteca hay muchas mujeres y madres emigradas de otras ciudades de Argentina y otros países, lo que hace difícil contar con núcleos familiares que tengan más de un adulto y se pueda alternar el cuidado de los niños. Este aspecto nos llevó también a cerrar este tiempo, por la necesidad de los propios actores de la biblioteca. En ese sentido, se fueron manifestando las posturas y necesidades de cada uno. Intentamos continuar en las redes sociales con las campañas de difusión que veníamos llevando adelante sobre libros disponibles en la biblioteca con perspectiva de géneros, y también con respecto a las denuncias por violencia de género y situaciones muy complicadas en hogares que de golpe se veían sobrecargados de personas.

¿Cuáles son los temas que les interesa seguir consolidando como espacio?

Creemos que de a poco se va a ir levantando la cuarentena, y en estos días trabajamos sobre la posibilidad del préstamo a domicilio de material bibliográfico, de colecciones y películas que tenemos. Haríamos un reparto del material, y también estamos preparando las condiciones de una de las salas para recibir el material en devolución y garantizar que ese material, que es potencial transmisor del virus, pueda estar resguardado en cuarentena el tiempo que sea necesario. En lo demás, es preparar un poco mejor el lugar para los cuidados básicos, para ver si se puede habilitar la sala donde están las estanterías abiertas y no tener que hacer un sistema de estantería cerrada, y/o atendiendo mediante mostrador para evitar la aglomeración de personas. Si bien no ha habido casos registrados de Covid 19 en todo Traslasierra, en la región de Mina Clavero, Cura Brochero hasta Villa Dolores incluso, se mantienen los cuidados a nivel nacional.

Charla con la escritora María Teresa Andruetto.

¿Hay lugar para lo poético – cultural en tiempos de cuarentena?

Por la dinámica propia de compartir en la comunidad, no nos plegamos necesariamente a un proyecto poético-cultural en línea, sino que tomamos las iniciativas individuales, que son bastantes, de cadenas de lectura, intercambio poético, que circulan en las redes sociales. Recibimos  propuestas de asesoramiento, ante todo técnico, para poner en funcionamiento algún programa cultural en línea, pero no estaban las condiciones para hacerlo. Nosotros tenemos conexiones a Internet bastante limitadas, básicas como para quien trabaja y demás, pero no nos pareció en ese momento importante sumarnos desde ese lugar sino estar atentos a las posibilidades que podamos ofrecer para la reapertura, diferente pero reapertura al fin, de la biblioteca a un público usuario, con los cuidados adecuados. Justamente, la biblioteca es una de las pocas y escasas instituciones culturales del pueblo.

– ¿Cómo piensan el después?

Estos días empezamos a dialogar sobre el después, intentando proyectarnos en las actividades que tenemos, y el modo de replantear el financiamiento de esas actividades, por ejemplo, el coro y la orquesta Infanto-juvenil, a través de alguna línea de subsidio nacional que permita garantizar el funcionamiento, que no dependa sólo de la economía acotada al municipio, y veníamos trabajando en ese sentido con acondicionar aún más el espacio para el funcionamiento de esos talleres. Tenemos que reconsiderar un poco la posibilidad de la compra de libros y la adquisición de nuevo material para llegar a los socios, al no realizarse la Feria del Libro de Buenos Aires – una de nuestras principales bocas de compras de libros-, tendremos que hacerlo con una selección en línea y compras a distancia. Y seguramente también cambiará un poco la dinámica del espacio como espacio habitado. Hay que pensar en una reducción de la jornada de atención al público, y aumentar algunos de los servicios virtuales, remotos para poder hacer intercambio de la información, de lo que hay y no hay en la biblioteca y las necesidades de los usuarios. Seguramente por este año, de alguna manera eso se modificará. Es un replanteo, porque el espacio está creado como un espacio habitable.

Desde que estamos en la gestión de la institución, hace ya unos siete años, lo primero que hicimos fue tratar de habilitar nuevos lugares para que la biblioteca  no fuera sólo una sala de exhibición de libros y materiales, sino un ámbito donde hubiera actividades culturales que garantizaran una circulación de usuarios, de personas, que participaran de la vida activa de la biblioteca. Entonces, ahora con estas nuevas dinámicas, hay que pensar de qué otras maneras poder hacer posible ese acercamiento. Siempre trabajamos la idea de un lector conectándose con un libro en particular, y no como una política masiva de qué libros leer, de que material poner a circular, así que estamos viendo cómo replantear el modo de sostener ese principio.

(1)La bibloteca está en Villa Las Rosas, localidad donde viven alrededor de siete mil personas, entre Villa Dolores y Mina Clavero, divididas en parajes, algunos están hasta cuatro kms de lo que sería el centro de Las Rosas, y la biblioteca está en ese centro.

Las imágenes son gentileza de la Biblioteca Popular Villa Las Rosas. 

*Periodista.

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