Un rumor a voces y la respuesta rápida de algunos vecinos de la localidad expusieron el riesgo cierto, o latente, con respecto al futuro de la biblioteca “José Hernández” de La Bolsa. Los cruces por vía mediática, también por comunicados y notas trascendieron las fronteras de la villa y ahora los vecinos esperan respuestas superadoras del conflicto.
Por Beatriz Molinari (*)
La Biblioteca Pública “José Hernández” de Villa La Bolsa se inauguró en 1994 y desde entonces ha transitado por diferentes espacios. Hace más de una década que funciona en la esquina de la Ruta provincial número 5 y Avenida Champagnat (que une La Bolsa con Alta Gracia por dentro), un punto nodal, por la visibilidad que tiene. La semana pasada se encendió la luz de alerta cuando algunos vecinos de esa localidad de Paravachasca advirtieron que se estaban sacando libros del establecimiento que permanece cerrado con motivo de la cuarentena. Enseguida se movilizaron, se difundió una carta de apoyo en busca de firmas, en defensa de la biblioteca, y hubo un comunicado expresando la incertidumbre por el destino de la institución que depende de la comuna de La Bolsa. Firmaron la nota socios y lectores de la Biblioteca Pública “José Hernández”; la Biblioteca Popular Flavio Amal Ponti de Anisacate; la Biblioteca Popular Garabatos de Valle de Anisacate; la Biblioteca Popular La urdimbre de Villa Los Aromos y la Biblioteca Popular “D.F. Sarmiento” de Alta Gracia. Al mismo tiempo, medios de comunicación de la zona se hicieron eco de la preocupación y la carta cosechó más de un centenar de firmas.
La noticia llegó al Centro de Documentación “Juan Carlos Garat” del Cispren y por eso hablamos con las dos puntas de la soga que se tensa cuando falta diálogo genuino.
Ezequiel Rogna, vecino de La Bolsa, docente de escuela media y de la Universidad Nacional de Córdoba contó que hubo más que un trascendido en torno al destino de la biblioteca. “Un funcionario se lo dijo off de récord a la presidenta del tribunal de cuentas. Cuando dimos a conocer este trascendido, la comuna difundió un video promocional sobre un supuesto polo cultural, una cortina de humo para deshacerse de la biblioteca”. Ezequiel señala que la biblioteca es un punto de encuentro para Villa La Bolsa y localidades vecinas. A nivel educativo, allí se articulan actividades en distintos niveles: sala cuna, jardín de infantes, escuela primaria; se realizan visitas en determinadas fechas. La versión que corrió como reguero de pólvora indicaba que sería trasladada a un espacio en el ámbito de la terminal de ómnibus de la localidad. “No sabemos cómo se va a realizar el intercambio que existe desde hace años si la biblioteca ocupa un parador en la terminal”, comenta.
“Salimos a hablar porque esto no se está visibilizando. Ni siquiera los empleados de la comuna están al tanto. No hay un proyecto real. Hay una decisión tomada. No se comunica como debería ser. Un programa que se denomina ‘Somos cultura’ no puede no implicar a las vecinas y vecinos: presentar la situación, las urgencias, las alternativas y recoger las ideas de quienes estamos interesados en preservar ese espacio. Y no porque necesariamente haya libros. Implica mucho más. Es un espacio para crear comunidad. Lamentablemente la nueva gestión que vino a proponer un cambio en la política, no se diferencia de la anterior. Se toman decisiones de espaldas a la comunidad, que afectan negativamente la vida cotidiana”, explica Rogna. Al mismo tiempo, reconoce que existen problemas edilicios. La anterior gestión hizo arreglos que no fueron suficientes pero hizo más habitable el espacio. “Quedó una habitación que fue la oficina de la trabajadora social, antes de que abriera el dispensario, totalmente derruida por la humedad, que se usa como depósito. Esas son las imágenes que la comuna muestra como si fuera la totalidad del edificio de la biblioteca”.
Ante la pregunta de cuál sería el objetivo, cuál, la ganancia de quedarse sin biblioteca, el vecino manifiesta que solo puede responder esa pregunta la jefa comunal. “Ya compró durlock para hacer divisiones en el edificio y convertir ese espacio en este polo cultural. Milagrosamente, dice que se sumarían al espacio de la biblioteca, que es limitado, otros espacios. Se pudo observar fehacientemente que estaban desarmando la biblioteca en el rincón infanto-juvenil. No vemos la ganancia. La actitud parte de una concepción de la cultura como pasatiempo, entonces, el ocasional visitante de la terminal se toma un café y lee un libro al paso, en lugar de tener un espacio que se habita y está al servicio de la comunidad”.
Claudia Fernández, responsable de prensa de la comuna, atendió la consulta del Centro de Documentación sobre el tema.
“Estamos en tratativas para una reunión con la red de bibliotecas de Paravachasca. Hubo un malentendido. Ellos desconocían qué estaba pasando. No sé de donde surgió esa versión. Publicamos en las redes sociales de la comuna que se está trabajando en un proyecto cultural integral. El primer paso, en esa zona, donde está la biblioteca, fue sacar algunos volúmenes que están en una habitación con moho, con el techo que se estaba cayendo. La idea es recuperar esos ejemplares. Otra medida fue hacer un inventario porque a pesar de que hace 26 años que funciona y tiene muchísima actividad, no tiene el inventario. Se le pidió a Marcela, la persona que trabaja ahí. Se retiraron los volúmenes de la habitación. El edificio está complicado. Publicamos fotos del estado de la construcción. Pero eso no tiene nada que ver con un traslado de la biblioteca. El proyecto integral prevé extender el horario. Normalmente cierra a las dos de la tarde, el horario de la comuna. Se pretende que sea un lugar más interactivo, con muestras, que la gente pueda disfrutar de talleres de arte”.
La vocera insiste en que no se trata de un proyecto cerrado. “Estamos por hacer una convocatoria a los artistas. Hay muchas cosas en formación. La biblioteca no se traslada. Se la está reformando. Estamos esperando el informe del arquitecto que evalúa el estado del edificio que es muy viejo. Si bien se hizo una reparación en 2018-2019, el techo está con problemas de humedad en algunos sectores. El arquitecto nos dirá qué hay que hacer y cómo. No sabemos cómo surgió la versión que se ha hecho como una bola de nieve”.
Con respecto al trascendido sobre el traslado a la terminal de ómnibus, señala: “No, supongo que cuando vieron que se movilizaban los libros pensaron que era una mudanza. No quiero pensar en que haya mala intención detrás. Cuando vimos que empezaba a correr la versión, nos apuramos a hacer una presentación del proyecto para que la gente se quede tranquila. El proyecto no está cerrado. La versión fue creciendo y respondimos. La biblioteca tiene un patrimonio importante que queremos conocer, por eso, la necesidad del inventario. No se entiende por qué en tantos años no hubo un inventario”.
Imagen de una jornada en la biblio (antes de la pandemia).
Malentendido o no, la cuestión exige una respuesta clara por parte de la jefa comunal Verónica Diedrich y su equipo en la gestión. El martes 28 un grupo de vecinos presentó una nota colectiva con firmas que avalan la preocupación y expresa la defensa de la biblioteca pública “José Hernández”. Este sábado 1 de agosto, los vecinos se reunirán con la funcionaria. Desde este espacio que valora el trabajo de la cultura en red y el patrimonio de las bibliotecas como pulmones de una comunidad, seguimos el conflicto de cerca y esperamos que la institución dé un salto cualitativo que trascienda los gobiernos de turno. Por otra parte, estas circunstancias reavivan la convicción de que cada comunidad, en su conjunto, debe responder activamente, trabajar, proteger y mejorar los bienes culturales que forman parte de su historia. Sin ese compromiso, los logros siempre serán magros, provisorios e insuficientes.
La Obra Social de Empleados de Prensa de Córdoba lleva más de cuarenta años asegurando la salud de sus afiliados. Nació en 1973, de la mano de trabajadores de prensa de nuestra provincia, asociados al hoy llamado Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba.
El Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (CISPREN), Personería Gremial 601, fue anunciado en 1973 durante el Primer Congreso Provincial de los Trabajadores de la Prensa y la Comunicación y fundado al año siguiente, en 1974 tras la fusión del Círculo de la Prensa y el Sindicato.